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Emociones y fútbol en Argentina

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El Mundial Rusia 2018 ya está a punto de comenzar. Quedan pocos días para que uno tras otro equipo vaya mostrando lo que ha hecho durante los 4 años anteriores. Algunos consiguen seguir en la competencia para demostrar más y otros vuelven antes a casa. Unos hacen goles y otros se quedan con las ganas. ¿Qué les diferencia? La camiseta, la identidad nacional, un objetivo claro, el conseguir algo en grupo, el triunfo personal, etc. ¿Qué será?

El juego representa la cultura del país y la selección nacional lo muestra ante el mundo. Nueva Zelanda y otros países del Reino Unido son buenos en rugby, lo que supone un deporte de contacto que exige fuerza, ser respetuoso y leal con todos los que están en el terreno de juego y fuera que fomenta la sociabilidad. Un dicho explica que la diferencia con el fútbol es que:

El fútbol es un juego de caballeros jugado por bestias y el rugby es un juego de bestias jugado por caballeros”

 Esto supone que en Nueva Zelanda en general los valores de este deporte son frecuentes en su población y en sus gobernantes. Entonces, ¿Qué valores se observan en el fútbol? Es un juego en equipo con muchas individualidades en el que hay que regatear al contrario, sortear rivales, aprender a tomar decisiones tácticas y también morales, simular que se recibe una agresión o jugar limpio, respetar al contrario o presionarle, acatar o protestar las decisiones y en caso de poder, celebrar el gol o los goles que lleguen. Exige mucha disciplina, esfuerzo y constancia para estar arriba. Los niños que aprenden el deporte necesitan modelos que les enseñen estos valores y padres que lo muestren de manera natural. No se le puede pedir respeto a los compañeros a un niño/a cuyo padre se ríe de los contrarios o los insulta, que grita a una decisión arbitral o agrede a otros padres/madres o niños/as. Todo tiene que ir al unísono. ¿Será Argentina un país que le ha tocado regatear, sortear obstáculos, presionar, decidir si se juega limpio o no y que a veces no acata las decisiones de los árbitros? Habría que dar respuesta a esta pregunta para ver como encaja lo micro en lo macro. ¿Se le puede pedir a la Selección Nacional hoy que traiga triunfos cuando Argentina está inestable? Las emociones del plantel de la selección no se pueden separar de las vivencias y conflictos del país. O esperemos que se abstraigan y hagan llorar de emoción a todos los corazones blanquicelestes.

¿Por qué Argentina lleva competiciones sin conseguir el ansiado título? Después del 78 y del 86 ha llegado a dos finales y dos cuartos de final sin conseguir ir más allá. No es un tema de fracaso porque creo que en el deporte no existe el fracaso si has jugado dando lo mejor que tienes dentro. Es un tema de equipo. ¿Por qué jugadores magníficos en equipos europeos no consiguen hacerse con la Selección? Habría que hacer un análisis del origen del síntoma para poder sanar la historia y ver por qué los individuos no se consiguen organizar en grupo. ¿Cómo se sienten los jugadores en el grupo? ¿sienten la pertenencia al equipo? ¿Cuál es la aceptación que reciben? ¿Qué valor se dan en el grupo? ¿Qué entienden por responsabilidad social? ¿Para qué objetivo trabajan: el individual o el grupal? ¿Qué prima: el gol propio, la autoimagen, el disfrute o el equipo y la alegría del país? Que prefieren los jugadores ¿Recompensas rápidas o esfuerzo? Seguiría preguntando, pero lo dejo en manos del lector.

Un monstruo llamado miedo

Esta ahí, pero se puede controlar bastante bien con esfuerzo y confianza. La confianza la da el saber como juega el equipo, el repetir las jugadas, la preparación física, el conocerse a uno mismo en el terreno de juego, el jugar con alegría y no con la mirada en el otro. Entrenarse y darse al equipo quita el miedo a perder. No puedes saber si ganarás o perderás, pero si puedes decidir cuanto esfuerzo dar para conseguir un objetivo, para dar lo mejor a cada instante.

Los miedos paralizan, bloquean, descontrolan. Hay quien teme el éxito, el ser visto, el foco encima, la lupa sobre los movimientos. También hay que sanar el miedo a no ser lo suficiente, al ridículo, a no llegar, a no conseguir, a sentirse que no se da la talla, a la crítica y los juicios que a menudo son despiadados con los jugadores, a tener que resistir las ofensas, los insultos, el sarcasmo, la antipatía. Muchos miedos que necesitan de una cura personal y colectiva. Apliquemos otra vez de lo micro a lo macro. ¿No será que el pueblo también tiene estos miedos y los proyecta? Somos lo que somos y no lo que queremos que los demás vean de nosotros y con orgullo. No hay nadie igual a otro. ¿a quién queremos convencer de algo inexistente? ¿Será que en nuestra infancia teníamos que convencer a papá o a mamá para que nos quisieran? Y hoy es nuestro niño interior que llora lo que no pudo hacer en el exterior. Y la culpa del conseguir o no hacerlo. Quizás también sean las culpas que cargan los jugadores a nivel personal como la culpa de dejar a las familias, a los hijos, a que estos se críen solos, a no ver sus etapas de vida, etc. Todo es muy personal y solo cada miembro de la Selección sabe que discurso emocional habla cuando está jugando.

Menudo panorama. Venga, que juntos podemos salir como país y como equipo. Lo primero será reconocer que se está ante un problema y que se quiere cambiar para poder gestionar el proceso. Si los directivos lo niegan y lo postergan poco se puede esperar.

El juego es una herramienta para evolucionar. Ojalá la Selección evolucione en este campeonato del que tanto puede aprender.

© Instituto Ángeles Wolder – Todos los derechos reservados.

Aclaración: La Descodificación Biológica es un acompañamiento emocional complementario, no sustitutivo de ningún otro tratamiento médico, que el cliente escoge libremente para su bienestar emocional. Debe aclararse que el Instituto Ángeles Wolder no da consejos médicos ni recomienda finalizar ningún tratamiento.

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Ángeles Wolder

Ángeles Wolder

Directora Instituto Ángeles Wolder. Autora del Libro “El Arte de Escuchar el Cuerpo” y de "El reflejo de nuestras emociones: la descodificación de los sentimientos a través del cine" y "Hambre Emocional". Es licenciada en Kinesiología, Profesora en Enseñanza Universitaria, Licenciada en Antropología Social y Cultural, licenciada en Psicología y Máster en Psicosociología. Desde hace 10 años se ha centrado en comprender y observar cómo el ser humano y la humanidad gestionan los conflictos emocionales.
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