Descodificando las compras compulsivas

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Comprar puede ser una acción agradable, satisfactoria y útil, pero el problema aparece cuando se convierte en una adicción en la que la persona pierde el control por completo de sus actos. No es un capricho, es un trastorno. Las compras se convierten en compras compulsivas.

Un psiquiatra alemán y otro suizo, Emil Kraepelin y Eugene Bleuler, pusieron el nombre de “oniomanía” a la adicción a las compras, entre finales del XIX y principios del siglo pasado. Está clasificada como una adicción que lleva a una dependencia de la acción. Está claro que, si para ser feliz necesitas de algo externo a ti, estás dependiendo de ello. El título que se asigna es Síndrome del Comprador Compulsivo y caracteriza a la persona que busca comprar como forma de evasión, un sustituto, para no tener que enfrentarse al verdadero problema.

Déjame preguntarte:

  • ¿Sientes placer al comprar?
  • ¿Sueles comprar cosas que no son necesarias?
  • ¿Compras de forma compulsiva?
  • ¿Es una conducta repetitiva?
  • ¿Te sientes más animada/o cuando compras?
  • Si estás triste y sales a comprar, ¿te sientes mejor?
  • ¿Puedes frenarte para no ir a comprar algo innecesario?
  • ¿Te sientes con más valor por usar algo caro?
  • Cuando te encuentras con el problema de un montón de bolsas innecesarias y una falta de dinero en la cuenta ¿sientes culpa, remordimiento y te justificas?

Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, puedes estar atravesando una situación de compras compulsivas. Las compras compulsivas ocultan, en la mayoría de los casos, una falta de autocontrol, inadecuado manejo de las emociones, una especie de “escape emocional”, intolerancia a la frustración, recubrimiento de la tristeza, escaso control de impulsos y baja autoestima.

Comprar compulsivamente es una situación muy compleja que se inicia de una forma lenta, pasando desapercibida, y que llega a límites desgastantes tanto para el propio paciente como para la familia.

Compras compulsivas

Datos de los compradores

Investigaciones publicadas a partir de 1980 y la realizada por el Global Conference on Business and Finance Proceedings en 2015 determinan que las mujeres son más compradoras compulsivas en el momento de realizar compras innecesarias y sienten emociones más intensas en comparación a los hombres. Se cree que, de cada 5 personas afectadas por esta patología, 4 son mujeres. El Dr. Kraepelin encontró que entre el 80% y 92% de los casos analizados se dan en mujeres que rondan los 30 años de edad con posibles problemas del estado de ánimo, ansiedad e incluso problemas de la conducta alimentaria, con baja autoestima y baja tolerancia a la frustración.

Las mujeres compran más artículos para su imagen (joyas, ropa, zapatos, maquillaje, bolsos, complementos), mientras que los hombres suelen comprar más ropa deportiva, artículos de tecnología o coches.

Se ha asociado el trastorno con cierta tendencia hereditaria. McElroy y su equipo descubrieron que, de 18 compradores compulsivos, 17 tenían un familiar con trastornos del estado de ánimo, 11 con abuso de sustancias, 3 que presentaban compras compulsivas y otros 3 con trastornos de ansiedad. Desde la Descodificación Biológica decimos que no se hereda un gen, sino que se imita la conducta de los cuidadores principales, y si los padres calman la ansiedad o regulan las emociones con una adicción es muy probable que el hijo también lo haga.

Jessica V. Bolton, de la Universidad de Coventry, remarca que detrás del comprador compulsivo siempre hay un desencadenante emocional que le lleva a comprar como necesidad y no como una forma de placer. Lo hace para tapar un sentimiento de soledad y de vacío personal haciendo de la compra el eje central de su vida.

Las compras compulsivas aportan un bienestar fugaz ya que, a menudo, tras esa adquisición hay arrepentimiento, sentimiento de culpa, ansiedad, mala conciencia y la sensación de que uno sufre un problema además de problemas económicos si no se puede hacer cargo del pago. Es cuando se reconoce que el vacío es cada vez más grande y profundo, entrando en un bucle del que es difícil salir. Comprar es tan solo la punta del iceberg, ya que la causa del problema se encuentra por debajo de la conducta. Por eso permanece invisible a simple vista.

Ejemplo real de una compradora compulsiva

María nos visita porque lleva varios años manifestando la conducta de compras compulsivas. En concreto, comenzó a los 24 años. Tiene importantes problemas económicos y ha tenido que vender la casa familiar para hacerse cargo de las deudas. Encontramos que a los 12 años sufrió abusos sexuales por parte de su tío paterno y sus padres acallaron la situación cuando ella lo explicó.

En su ciclo vital, al llegar al doble de edad se desencadena la necesidad irresistible de acallar una fuerte sensación de soledad, de vacío y de desprotección. Los mayores gastos que realiza son en abrigos caros que según ella “le sirven para resguardarse”. Cuando su necesidad de protección encuentra satisfacción, ya no tiene que recurrir a las compras compulsivas.

Compras compulsivas

Las cuatro fases de las compras compulsivas

Estas son las 4 fases de las compras compulsivas:

  • Anticipación: aparecen pensamientos, preocupaciones e impulsos en relación a un producto en concreto o sobre el hábito o la necesidad de comprar.
  • Preparación: comienzan a tomar decisiones logísticas sobre la compra (dónde, cómo se paga, cómo se llega, si la compra será física u online).
  • Compra: es el momento más excitante y placentero.
  • Gasto y decepción: con la compra hecha y gastado el dinero, surge una sensación de desilusión con uno mismo junto con sentimientos de culpabilidad, rencor, ira y el firme propósito de no repetir la conducta.

Factores sociales y culturales

En una sociedad materialista y consumista en la que el capital importa, comprar compulsivamente es un intento de parecerse a los otros. A los que tienen, ya sea para hacer cambios de imagen o para fingir una vida que no se tiene.

Por otro lado, el estímulo al consumo es continuo: Black Friday, Navidad, rebajas y ofertas múltiples durante el año que ayudan a que la persona se enrede cada vez más en un problema de difícil cambio social. Por ejemplo, en época de rebajas, el miedo a perder una buena oferta influye negativamente sobre el comportamiento, incentivando al comprador a comprar lo antes posible y la mayor cantidad de cosas.

Dime qué compras compulsivas haces y te diré de qué careces

  • Compras compulsivas de ropa, complementos y joyas: necesidad de cambiar la imagen.
  • Objetos para la casa: necesidad de llenar huecos de soledad.
  • Maquillaje: intento de ser otra persona, de parecer más joven, miedo a la vejez.
  • Compras para regalar: necesidad de no ser abandonado/a.
  • Coches: necesidad de mostrar poder y fuerza.

Cómo evitar las compras compulsivas en épocas de estimulación al consumo

  • Dedica tu tiempo a las personas o actividades.
  • Intenta evitar las compras de última hora.
  • Ve a comprar siempre en transporte público.
  • Prepara una lista de necesidades y cíñete a ella.
  • Marca un presupuesto fijo por semana.

Cuando creas que la situación se ha desbordado, necesitarás la ayuda de un especialista que te ayude a encontrar el origen del bloqueo emocional. La Descodificación Biológica busca el conflicto previo al inicio de las conductas nocivas para tu vida.

Consejos para aprender a gestionar tu dinero y comprar de forma sana

Comprar no es malo, pero las compras compulsivas esconden detrás un conflicto que deja a la persona sin control sobre sus actos a la hora de comprar.

A continuación, te dejo un ejercicio para gestionar tu dinero y aprender a comprar de una forma más sana.

  1. ¿Qué cantidad de dinero necesitas por mes? Piensa en una cantidad real que tenga en cuenta tus gastos fijos (vivienda, transporte, comida, facturas y ropa, por ejemplo).
  2. Incluye también una cantidad para invertir en ti misma y disfrutar la vida, ya sea con formaciones, cursos, talleres, estudios, vacaciones, cultura o escapadas.
  3. Ten en cuenta una pequeña cantidad para ser solidario/a cuando otro lo pueda necesitar.
  4. Reserva una pequeña parte de tu dinero para todo aquello que pueda considerarse un capricho; permítete comprarlo, porque de esta forma no sentirás que es ni un castigo ni una prohibición. Se trata de ser consciente de que está bien que una parte de tu dinero se vaya al disfrute, al mismo tiempo que esta parte no compromete a las otras áreas (ser solidaria/o y embellecer tu vida). 

Ahora es el momento de usar esa cantidad que has guardado para invertir en ti misma para embellecer tu vida personal y mejorar tu vida profesional porque del 20 al 30 de noviembre podrás conseguir todos nuestros cursos online con un 50% de descuento aquí: https://institutoangeleswolder.com/promocion-cursos-online/.

¿Te has sentido identificada/o con algunos de estos comportamientos? Cuéntanoslo en los comentarios.

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Aclaración: La Descodificación Biológica es un acompañamiento emocional complementario, no sustitutivo de ningún otro tratamiento médico, que el cliente escoge libremente para su bienestar emocional. Debe aclararse que el Instituto Ángeles Wolder no da consejos médicos ni recomienda finalizar ningún tratamiento.

Antes de irte

¡Hola! Soy quien ha escrito este artículo

Ángeles Wolder

Ángeles Wolder

Directora Instituto Ángeles Wolder. Autora del Libro “El Arte de Escuchar el Cuerpo” y de "El reflejo de nuestras emociones: la descodificación de los sentimientos a través del cine" y "Hambre Emocional". Es licenciada en Kinesiología, Profesora en Enseñanza Universitaria, Licenciada en Antropología Social y Cultural, licenciada en Psicología y Máster en Psicosociología. Desde hace 10 años se ha centrado en comprender y observar cómo el ser humano y la humanidad gestionan los conflictos emocionales.
Reflexiones de lectores

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1 comentario en «Descodificando las compras compulsivas»

  1. Mientras estaba leyendo el artículo, estaba pensando algo así como que mis compras no son «malas» porque no suelen ser ni de ropa ni de zapatos y menos aún de joyas (bueno, de bisutería), ya que de todo eso tengo mucho más de lo que uso (especialmente desde que teletrabajo, que salgo muy poco) y todo iba bien, hasta que leí «Objetos para la casa: necesidad de llenar huecos de soledad», y caí en la cuenta de que en los últimos tiempos suelo comprar detalles para la casa (algún jarrón, algún utensilio muy específico para la cocina, algunos cojines para la nueva estación…) y plantas y flores (que apenas me duran, por cierto), y comprendí el porqué de esas comprar. Gracias por haberme hecho reflexionar sobre la relación entre mis compras y mi soledad. A ver si consigo ponerles remedio a las dos.

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