9 de marzo, 24 horas de paro. Un día después del día internacional de la mujer en México se despierta con un objetivo claro: poner de manifiesto la necesidad de un cambio en las relaciones y en la violencia gratuita.
La unión hace la fuerza. Así lo han visto un grupo de mujeres que se han unido para hacer una protesta ante la creciente violencia contra mujeres y niñas en México. La violencia de genero no es nueva en este país sin embargo la publicación en el mes de febrero de dos crímenes absurdos y espantosos ha movilizado a la población a decir basta y actuar.
Para cambiar algo hay que comenzar con alguna acción. Hacer lo mismo solo lleva a los mismos resultados, por lo que una idea creativa aporta información para la reflexión y hace hablar a la gente.
Los sentimientos de enojo, hartazgo, cansancio, frustración e insuficiencia son determinantes para ponerse de pie y sacar la fuerza interior para participar enuna acción coordinada entre sectores públicos y privados, distintas clases sociales y grupos profesionales diversos. También con el apoyo de hombres concienciados del doloroso devenir de la situación. La pregunta es ¿Qué más tiene que pasar para que comience el cambio?
La Descodificación Biológica pone la mirada en los conflictos previos a la reacción. En este caso, la desvalorización vivida con impotencia es la que catapulta a la acción medida, es la que orquesta el movimiento y la que permite que lo imposible se convierta en posible.
Es posible que al juntarse enojo con falta de respeto la reacción sea con una manifestación más agresiva. Así ha ocurrido en ocasiones anteriores cuando las activistas han roto cristales o infringido daños materiales a monumentos o viviendas. Actos que no justifico pero sí que lo explico desde la Descodificación, ya que se suman diversas experiencias que al juntarse dan reacciones o cambios de comportamiento.
Paradójicamente, si buscas en redes sobre este tema probablemente encuentres como primeras noticias el coste económico que supone este paro. ¿Te sorprende? Creo que no. ¿Alguien se habrá detenido a calcular el coste del dolor para la familia, los hijos o la sociedad cuando un miembro es asesinado brutalmente? No nos damos cuenta, pero es un dolor que se transmite de generación en generación. Que se perpetua y que pide con urgencia la comprensión mutua de género, el respeto hacia cada persona y el cuidado de las personas más necesitadas.
La instrucción del día es quedarse en casa para simbolizar la desaparición de las mujeres y transmitir el mensaje de rechazo a la diferencia, a la violencia, a la falta de educación, de empatía y comprensión.
Se requiere de apoyo completo, de hombres y mujeres, que juntos miren hacia un objetivo común que no es más que vivir en una sociedad donde el respeto sea un valor en alza y el abuso lo penalicen las buenas personas que a veces miran hacia otro lado.
Juntos/as somos más poderosos/as. Juntos/as crecemos en libertad.