La empatía y el presente se manifiestan como regalos del universo al alcance de nuestras manos y Ángeles Wolder, directora del Instituto Ángeles Wolder, nos recuerda la importancia que tienen para lograr una vida plena.
Hoy pienso que hay dos regalos mayúsculos que nos podemos hacer cuando estamos en el camino de la curación, tanto para uno mismo, para los otros o para la humanidad, y es depositar la mirada sobre lo que se siente en el hoy, en lo que está vivo y clama a gritos una salida desde nuestro interior. Colocarse en tiempo presente y rescatar lo justo y necesario del pasado, que a veces se puede resumir en 5 palabras. El presente nos regala las sensaciones y nos cuentan lo que realmente está vivo en nosotros y cómo estamos en relación a ello hoy. El cuerpo, el corazón, el alma: todos están en tiempo presente y somos nosotros que llevamos la vista hacia atrás.
El presente nos regala las sensaciones y nos cuentan lo que realmente está vivo en nosotros y como estamos en relación a ello hoy”
El segundo regalo es la empatía: por uno mismo, por los otros y por el mundo. Empatía es según el D.L.E:
“el sentimiento de identificación con algo o con alguien o la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.”
Esto no significa sentir sus sentimientos sino acompañarlo cuando el otro siente sus sentimientos.
Llevado al ámbito terapéutico, la empatía forma parte de lo que Martin Buber llamó “el regalo más preciado que un hombre puede dar a otro ser humano” y que es su presencia. Esta exige de estar en tiempo presente dejando atrás la propia historia.
Podemos saber cuál es la buena pregunta por realizar, cómo mirar, cómo sentarse o cuál es el ejercicio correcto, pero lo que de verdad importa es el estar en tiempo presente por y para el otro. Significa dejar fuera todo lo conocido, evitar todo distractor y abrirse a captar el universo del otro desde el otro. Requiere de enfocarse en el otro y acompañarle a estar en su proceso a pesar del dolor que se despierta.
El presente suele ser el tiempo menos visitado y un cuento anónimo nos lo recuerda:
Maestro, ¿dónde está Dios?
– Aquí mismo.– ¿Dónde está el paraíso?
– Aquí mismo.– ¿Y el infierno?
– Aquí mismo. Todo está aquí mismo. El presente, el pasado, el futuro están aquí mismo. Aquí está la vida y aquí está la muerte. Es aquí donde los contrarios se confunden.– ¿Y yo dónde estoy?
– Tú eres el único que no está aquí.
Cuánto poder tiene el ser humano cuando no se distrae. Un invitación es volver al presente para estar en presencia.