Seguramente ha sido un año pleno de todo tipo de situaciones. Las que nos gustan y las que no nos gustan tanto. Las que nos obligan a despedirnos de los seres queridos y las que permiten dar la bienvenida a la vida.
Tristezas y alegrías qué se suceden sin parar y qué nos permiten crecer en la medida en que vamos integrándolas. Es ese fluir de forma espontánea con la vida el que nos permite integrarnos a la ola continua de vivencias plagadas de emociones.
Llegada esta época comienzan también las reflexiones sobre lo vivido y quizás sobre lo planificado hace ya un año.
¿Qué te propusiste y que sientes que ha estado bien para ti?
¿Qué rumbo has tenido que modificar?
¿Cuál ha sido tu capacidad de maniobra para conseguirlo?
¿De qué te sientes plenamente satisfecho o satisfecha?
Con la mirada reflexiva aún hacia atrás ponemos un ojo en el 2019 y lo que a ese tiempo-espacio le pedimos.
Te propongo mirar lo que puedes dar en el ciclo que se avecina, y para eso te invito a responder en los comentarios de este post a dos preguntas:
¿Qué estás dispuesto a cambiar? ¿Qué sientes que puedes ofrecer para vivir mejor y también los que te rodean?
La vida es un maravilloso juego de equilibrio entre dar y recibir. Según cómo das, recibirás.
Si lo que das es AMOR la recogida será maravillosa: sólo depende de ti 😉
¡Que tengas un excelente año!