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Soy mujer y quiero maternarme

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La valiosa información del ciclo menstrual, que estuvo siempre al alcance de las mujeres que te precedieron y fue ocultada con la llegada del patriarcado, hace que las mujeres salgamos de la ignorancia y de diversas formas sutiles de sumisión.

Soy mujer y casi siempre estoy atareada, como he visto a mi madre, a las mujeres de mi familia y a casi todas las que conozco.

Cuando vuelvo de las vacaciones suelo hacerlo con muy buenas intenciones sobre mi propio autocuidado o maternaje. Porque lo necesito, porque sé que me sienta bien y también beneficia a los que están a mi alrededor. Vuelvo con el firme propósito de darle un tiempo diario a la meditación, y un par de espacios a la semana al yoga. Con la clara idea de participar de encuentros con amigas del alma para nutrirme, reír, llorar o simplemente ser. Con la ilusión de cantar y bailar más a menudo. Con la sana decisión de comer de forma más alcalina…

Pero no sé como lo hago que, año tras año, llego a “final de curso” habiéndolo experimentado poco, apurada de energía, contracturada, triste y/o enfadada.

¿Qué hace que ignore tan rápidamente lo que necesito?
, ¿Cómo es que me olvido de mí con tanta facilidad? El peso del patriarcado.

Resulta que vivimos, vives, en un estado de conciencia patriarcal donde el principio del deber rige sobre el principio del placer, especialmente para las mujeres. “Una buena mujer es la que se sacrifica, está siempre disponible, y lo hace con una sonrisa”. Eso llega a través de la publicidad, de las películas o de las conversaciones, provocando culpa o malestar cuando no es así.

La sociedad está orientada desde sus cimientos a la productividad, a lo cuantificable, al éxito y a la meta. Para ser “alguien” y atender a todo, necesitas desconectarte del cuerpo y de sus mensajes, perdiendo entonces la valiosa información de las emociones, de las sensaciones y del instinto. Y andamos durante el año, atendiendo el discurso de cosas pendientes que hay en la cabeza, cayendo derrumbadadas al llegar la noche.

Resulta también, en este estado de consciencia, que el principio masculino rige por encima del femenino. Estos principios, que son universales, y que están dentro tanto de hombres como de mujeres, no están desarrollados por igual. El principio femenino, que es el que tiene que ver con vivir los procesos, transitar las emociones y los duelos, vivir desde los sentidos, estar presente, asentir al cuerpo y gozarlo, fluir con los tiempos naturales, parir las decisiones y/o maternarse, aún necesita ser reconocido e integrado.

¿Cómo salgo de esta dinámica enfermiza?

Comprometiéndome con mi naturaleza cíclica y apoyándome en las esencias florales

Cada mes atraviesas un ciclo menstrual, ligado a la luna, que supone un viaje por cuatro arquetipos, independientemente de que sangres o no en esta etapa vital en la que estás. Vividos conscientemente, estos arquetipos te conectan al cuerpo y a lo que él necesita, a unas energías determinadas, a tu potencial inacabable, a tu creatividad, a los dones que traes y a una sabiduría muy profunda. Vivir conscientemente este viaje te permite poner un límite a tiempo, darte cuenta de que algo te duele, de que necesitas un cambio en la relación de pareja, de que hay algo que ya no te sirve de la crianza, de que necesitas hacer un giro en la profesión o de que algo no anda bien en tu cuerpo. Vivir este viaje conscientemente te permite salir de las dinámicas enfermizas y maternarme.

La valiosa información del ciclo menstrual, que estuvo siempre al alcance de las mujeres que te precedieron y fue ocultada con la llegada del patriarcado, hace que las mujeres salgamos de la ignorancia y de diversas formas sutiles de sumisión. Beneficiando entonces, tanto a hombres como a mujeres.

Por otro lado, las esencias florales, consciencia líquida y vibracional de nuestra Madre Tierra, te dan la herramienta para facilitar esta reconexión con nuestra naturaleza cíclica, ayudando a gestionar todo aquello que va apareciendo en el camino. Por ejemplo la esencia de Chicory ayuda al despertar de lo femenino desde un lugar consciente, las de Centaury y Walnut permiten que te des cuenta de la sumisión e ir saliendo de ella, las de Larch y Mimulus facilitan la toma de consciencia del miedo a expresar y gestionarlo…

Soy mujer y quiero recordar que no existen varitas mágicas, que la solución nunca viene desde fuera, y que el camino de la queja no es el camino. Así que opto por comprometerme con mi naturaleza cíclica apoyándome en las esencias florales. Porque este año quiero maternarme. Y quiero hacerlo por mí, lo que beneficiará también a mi hijo, a mi pareja, a las personas con las que comparto y a las generaciones venideras.

Intuyo que un pequeño cambio en mi presente abre un universo de posibilidades nuevas para toda la familia humana. El camino de respetar profundamente al otro se inicia con el respeto profundo de mi misma. ¿Cómo logras maternarte tú?, me encantaría que me lo contaras.

© Instituto Ángeles Wolder – Todos los derechos reservados.

Aclaración: La Descodificación Biológica es un acompañamiento emocional complementario, no sustitutivo de ningún otro tratamiento médico, que el cliente escoge libremente para su bienestar emocional. Debe aclararse que el Instituto Ángeles Wolder no da consejos médicos ni recomienda finalizar ningún tratamiento.

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¡Hola! Soy quien ha escrito este artículo

Carmen Rosety

Carmen Rosety

Terapeuta Gestalt y de Constelaciones Familiares, Terapeuta Floral. Supervisora de terapeutas florales profesionales de SEDIBAC. Integradora Social, Risoterapeuta. Coautora del libro: Flores de Bach. Recursos y estrategias terapéuticas.
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