Roma, película del director y guionista mexicano Alfonso Cuarón, está conquistando corazones debido a la sencillez y verosimilitud de las vivencias que plantea. Al contarnos la historia de la persona encargada de su cuidado en la infancia, el director ha puesto en evidencia las dificultades de la mujer que seguramente ha conocido de bien cerca, y el contraste de dos clases sociales.
En un juego de blancos, negros, planos abiertos, lentos y toques emocionales, Cuarón nos muestra la vida de una familia acomodada en la Colonia Roma de la Ciudad de México entre el principio de 1970 e inicio de 1971 en el que se han sucedido dinámicas de pareja que han llevado a cambios profundos, secretos de familia, problemas y dificultades que a veces se resuelven solos, verdades y mentiras sobre temas existenciales, movimientos para acomodar la vida a lo que se presenta, relaciones con lo que cada una puede dar, pero principalmente AMOR en todos sus formatos.
Amor en defecto llamado miedo, temor al cambio, shock total, bloqueos, muerte o amor sano que reconoce al otro, que escucha, que acaricia el alma, que reconoce una verdad que se oculta en la realidad. Cleo, la protagonista, es una empleada doméstica que siente amor por los niños, por la familia, por la compañera de trabajo, por la vida, pero se olvida de ella.
Durante un año la familia se ha de acomodar a la infidelidad y posterior marcha del padre con otra mujer, lo que queda secreto a los niños. Lo importante es mantener las apariencias sin asumir el sufrimiento. Un no dicho que acaba explotando. Y en ese mismo año la vida de joven de Cleo cambia al quedar embarazada de un joven que no quiere asumir la paternidad y se escapa.
Podemos pensar que es una película en la que se propone un análisis de los conflictos que se han vivido en el pasado y que se repiten en el presente y que son casi estereotipos para subsanar con una conciencia más evolucionada:
- Un hombre que es infiel a su mujer y se marcha con una mujer más joven.
- Una mujer que se queda al cuidado de su familia y que le toca salir adelante como pueda porque esa es su responsabilidad y no está compartida con el padre.
- Un padre que deja de hacer la función de padre al separarse, aunque sus hijos sigan siendo sus hijos.
- Un embarazo asumido solo por la mujer en la que el hombre desaparece. Cleo no recibe una sola ayuda del padre de su bebe. Todo lo contrario.
Nos lleva a preguntarnos cuáles son los roles de la mujer, la prepotencia y abuso del más fuerte sobre el más débil, las diferencias de clase, la renuncia a la ambición de un cambio o la aceptación de las condiciones de vida, el lugar que ocupan las personas de cultura indígena y hasta una reflexión sobre la vida y la muerte. También a vislumbrar los caminos que escogen los hombres cuando no saben gestionar emociones y sentimientos y sus bloqueos acaban empañando la vida de otros.
Un autentico homenaje a la mujer y las dificultades que atraviesa en la vida cuando el hombre se desinhibe. Saca de ellas fortaleza, paciencia, soltar las resistencias hasta poder reconocer el estado actual e imaginar un futuro mejor.
Una película para ver como un pedido de respeto a la vida, de comprensión, de empatía, de auténtico AMOR. Ese amor que Cleo siente por los que cuida y ese reconocimiento de su falta para el hijo que no llega a la vida. Claro y preciso en cada minuto de este magnifico retrato realista.