“Las cosas no son porque existan, son porque se sienten, porque alguien las retiene, las recuerda, les da vida”.
Candela Peña (Princesas).
Rescato un disco de Manu Chao y escucho esa “rumbita honesta” como la describe su autor, ganador de un Goya por la mejor canción para la película Princesas (2005), en la que Candela Peña protagoniza a una mujer “de la calle”. Magnífica interpretación y preciosa canción, que me provocan ver cuál es el conflicto biológico que hay detrás. ¿Detrás de qué? Del dolor, del vacío, de la tristeza y del sufrimiento al que lleva la sensación de no encontrar a la persona que te escoja como el amor de su vida, como su acompañante en esta existencia o como la madre de sus hijos, o mejor dicho, de los hijos compartidos.
Hazte bio-lógico y escucha, y hasta baila esta rumbita que describe el conflicto biológico que algunas de las trabajadoras sexuales pueden vivir cuando se sienten La sin futuro, la sin salida, como si no hubiera ese otro que llegue a apasionarse y que la prefiera antes que nada en el mundo. La protagonista lo expresa claramente en una línea:
“Mi madre dice: Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés. No sé si es de alguien, aunque creo que se la ha inventado ella”.
Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés: sólo a través de la mirada del otro me encuentro conmigo mismo/a en este mundo. Y para que pueda completar el círculo, si el otro me ve o me piensa y me escoge para continuar el camino siendo dos, alivia una necesidad vital y arcaica, que es ser una pareja para poder dar vida y así transmitir nuestros genes.
Y en la esperanza de encontrar lo que se anhela, se trabaja cada día porque quizás en algún momento pueda llegar ese hombre que le rescate de tanto olvido:
yo sé que un día llegará
yo sé que un día
vendrá mi suerte
un día me vendrá a buscar
a la salida un hombre bueno
dando la vida y sin pagar
mi corazón no es de alquilar
En la naturaleza ocurre lo mismo que en los humanos. Una hembra “necesita” ser seleccionada y tomada como la mejor para poder reproducirse (de forma real o metafórica) y a veces le será muy útil cortejar y otras ser cortejada. Ese macho “bueno” que le viene a buscar sin pagar sino al precio de formar juntos un nido, nunca mejor dicho, para procrear.
El cuerpo expresará la vivencia de “no pertenecer” o “no ser la escogida” en una parte concreta del corazón, que son las venas coronarias. Estas retiran del corazón todos los desechos del intercambio gaseoso del propio órgano y cuando hay un sufrimiento o estrés pueden ulcerarse con el objetivo de retirar “lo sucio” del corazón. Luego, cuando se soluciona el conflicto o la persona se olvida del tema, la embolia pulmonar e infarto de la cámara derecha del corazón pueden aparecer para solucionar la falta de células que se ha producido.
Y todo esto sin que nos enteremos.
Esto que está muy bien narrado en esta canción y que me ha llevado a la reflexión, ocurre también en muchas otras circunstancias, como cuando la mujer se encuentra en una relación triangular, o descubre a su pareja siéndole infiel, o es una amante que sólo ve al otro en un apartamento (excluida) o su pareja se va con otra persona.
Me llaman calle
pisando baldosa
la revoltosa y tan pérdida
me llaman calle
calle de noche
calle de día
me llaman calle
voy tan cansada
voy tan vacía
como maquinita por la gran ciudad
me llaman calle
me subo a tu coche
me llaman calle
debo alegría
calle cansada, calle dolida
de tanto amar
voy calle abajo
voy calle arriba
no me rebajo
ni por la vida
me llaman calle
y ese es mi orgullo
yo sé que un día llegara
yo sé que un día
vendrá mi suerte
un día me vendrá a buscar
a la salida un hombre bueno
dando la vida y sin pagar
mi corazón no es de alquilar
me llaman calle
calle sufrida, calle tristeza
de tanto amar
me llaman calle
me llaman calle
calle más calle
me llaman calle la sin futuro
me llaman calle la sin salida
me llaman calle
calle más calle
la de mujeres de la vida
sube pa abajo
baja pa arriba
como maquinita
por la gran ciudad
me llaman calle
me llaman calle
calle sufrida,
calle tristeza
de tanto amar
me llaman calle
calle más calle
me llaman siempre y
a cualquier hora
me llaman guapa
siempre a deshora
me llaman puta
también princesa
me llaman calle
es mi nobleza
me llaman calle
calle sufrida, calle perdida
de tanto amar
me llaman calle, me llaman calle
calle sufrida, calle tristeza de tanto amar
me llaman calle
calle sufrida, calle tristeza
de tanto amar
me llaman calle
calle sufrida, calle tristeza
de tanto amar
me llaman calle
calle sufrida, calle tristeza
de tanto amar
Sigue cantando, bailando y siendo tu misma (o tú mismo) y verás cómo la vida provee todo lo necesario para ser feliz.