El espacio perinatal guarda la memoria de todo lo experimentado por los padres cuando proyectaron nuestra existencia con todos los deseos y expectativas que pusieron sobre nuestra vida. Esos ideales anhelados por los progenitores intentan cubrir y materializar las necesidades descubiertas de sus vidas mediante la programación de nuestra actitud de vida, y los hijos obedecen a los mandatos parentales dispuestos a satisfacer las peticiones.
Las circunstancias, afortunadas o desafortunadas, experimentadas por nuestros padres antes y durante nuestra concepción tienen una influencia marcada en el camino de vida que seguimos, en el éxito que tenemos, en las enfermedades y dificultades que no conseguimos sortear y en los dramas de los que queremos escapar pero que vienen por detrás pisándonos los talones.
Lo que nuestros padres proyectaron antes de nuestro nacimiento
Hay múltiples posibles escenarios, y a través de casos particulares podemos comprender el impacto del Proyecto y Sentido:
Algunos ejemplos:
Caso 1: Unos padres jóvenes e inexpertos tienen un primer hijo que enferma con frecuencia y es la abuela materna quien lo cría ante tanta dificultad que observa en su familia. Nace otro niño 4 años más tarde y estos padres desde pequeño le compran juegos y disfraces de médico. Implícitamente viaja el mensaje de “quiero que seas médico”. El problema de estos padres era el miedo a la enfermedad y a la muerte que registra el niño, que con sus antenas capta el estado emocional de ellos.
6 meses antes del momento de la concepción, una madre ha perdido a un hermano muy querido. El anhelo de esta mujer es que su hijo pueda reemplazarle y sin pensarlo dos veces le pone el segundo nombre de su hermano. Este niño no tiene su propio sitio porque ocupa el de una persona que ya no está y es un fantasma que esconde el dolor no expresado y que cada vez que le llaman por su nombre vuelve a aparecer.
Unos padres deciden tener un niño antes de llegar a la separación con la idea de que ese niño revitalizaría la relación. Nace y un tiempo después se separan. Primero el niño no ha podido ni podrá nunca cumplir con la misión encomendada, y por lo tanto se sentirá un fracaso. Segundo, es posible que en su vida actúe en plan “Celestino/a” reuniendo amigos y amigas para ayudar a que se relacionen.
Una mujer tiene cuadros de depresión y el médico le recomienda tener un hijo para reconectarse con la vida. El proyecto de este hijo/a es salvar a las mujeres y volver a dar vida a los otros.
Es el caso de una mujer que estudia enfermería y trabaja en el departamento de psiquiatría de un hospital, como si cada día tuviera la oportunidad de “salvar a mamá”, que en su caso no pudo conseguir ya que esta se suicidó cuando ella tenía 12 años.
Los que tienen padres aún tienen la oportunidad de preguntarles, con curiosidad sana, por todo lo acontecido antes de la concepción. Quienes no lo puedan hacer, podrán realizar un trabajo con la memoria celular y las sensaciones corporales mediante ejercicios específicos de Descodificación Biológica.
Revisar el proyecto de los padres nos dará la oportunidad de volver a conectar con el impulso de vida que teníamos antes de venir a encarnarnos en este plano. ¡Se transforma el sentido de nuestra vida en una energía que nos da la oportunidad de pasar de un sobrevivir a un VIVIR en mayúsculas! Además, comprender el impacto de nuestro proyecto parental nos ayudará a entender el proyecto que teníamos para nuestros hijos y a liberarlo sanamente para permitir que vuelen por la vida y que puedan desarrollar todo su potencial.