Si, no hay error. Digo 2018 y puede que creas que me he equivocado de año ya que eso es habitual y suele pasar los primeros días cuando se cambia de año. Vas a poner la fecha y sale ahí el año anterior hasta que nos acostumbramos a que hemos entrado en otro ciclo.
Ahora sigamos diciendo: ¡Feliz 2018! porque te invito a mirar hacia atrás y chequear todo el año anterior con el objetivo de conseguir resignificar 12 experiencias vividas.
Ya sabes que la historia no la podemos cambiar, pero sí que podemos modificar la manera en que la vemos. No son los eventos los que nos afectan sino la manera en que los miramos. Si, las gafas de la felicidad o del drama las llevas puestas y cada vez (según tu historia personal) haces uso de unas o de otras.
Puestos en marcha vamos a por un ejercicio. Te invito a que extraigas una experiencia que hayas valorado como negativa de cada mes del año pasado para ver cuál es el aprendizaje que has podido extraer de ella y qué formules un principio de acción sobre ese aprendizaje. Al acabar tendrás un año entero de experiencias revisadas y reinterpretadas.
Por ejemplo, en enero del 2018 cumplí con una invitación de ir a comer a un sitio y no escuché las señales internas que me decían que no lo hiciera. Con seguridad sabía que no tenía que ir, pero por quedar bien o por no quedar mal acepte la invitación y cuando ya estaba en el meollo me di cuenta de que lo que mi alma y mi corazón me habían avisado mediante la intuición tenía mucho más peso que mi propia razón, pero sin embargo estaba ahí. Quise marcharme y por circunstancias no pude abrir una puerta sintiéndome “incapaz y bloqueada” físicamente lo que al cabo de unas horas me provoco una intensa molestia en la musculatura epicondílea del brazo derecho. Tengo que decir que soy diestra biológica. Inmediatamente valore la profunda desvalorización ante la imposibilidad de hacer algo que no solo había sido abrir la puerta sino escuchar mi corazón.
¿Que aprendí?
Que viví un conflicto biológico de Mesodermo Nuevo dando el resultado de un dolor en el codo y que cuando me di cuenta de la relación y apliqué hielo se marchó. Causa efecto encontrados, mejora en curso.
Que a pesar de todo la buena voluntad para satisfacer a las distintas personas tengo que escuchar primero mi corazón. Aprendí a decir si cuando es realmente sí y a tranquilamente dar la respuesta de no cuándo siento que no hace falta cumplir con los demás y que tengo que hacerlo con mi alma.
¿Hoy puedo decir que me duele la experiencia? No, porque supe de donde provenía una molestia física y de dónde surgía la intención primera que me manifestaba mi intuición. Porque entendí que la coherencia se aplica a las 24 horas del día, los 365 días del año. Porque vi que en determinadas circunstancias puede ayudar al otro saber porque alguien no quiere estar contigo.
Y también algo importante para mí qué es: nadie tiene que actuar por compromiso y más allá de estar físicamente junto a otra persona puedes enviarle luz y amor si no puedes estar con ella y eso es lo que hago ahora con frecuencia.
Ahora toca seguir haciendo esto con todos los meses del año para poder tener un 2018 feliz y completo además de lleno de aprendizajes.
1 comentario en «¡Feliz 2018!»
Madre mía !!!!…Muchas más que doce experiencias valoradas en forma negativa!!!… pero las cosas en nuestra vida “son” cuando deben ser, y es algo que he aprendido este año, he llegado a vos por medio de Pilar Sordo, ambas me han acompañado mucho en este transitar, muchas gracias por tus aportes y seguiremos en contacto.