Diplomado en Descodificación Biológica

Una escucha atenta y personalizada a lo que iba experimentando “vivencialmente” con cada contenido que nos fueron brindando… era mi decisión estar totalmente permeable al conocimiento que se iba impartiendo, esto me zambullía en profundidades... algunas ya conocidas y otras por descubrir. Desde el primer día clases fue transitar con hondura la propia historia y me da mucha alegría y paz seguir integrando, sanando cada rendija de mi humanidad. Al iniciar la diplomatura en Descodificación Biológica fui palpando la lectura de cada uno de los síntomas que pueden manifestarse en el cuerpo, me fui sumergiendo poco a poco en una lectura más honda para poder acompañar a todo aquél que lo necesite hoy en día. La formación que se brinda con la Descodificación posibilita cambios fuertes y contundentes; nos da la oportunidad de realizar un análisis y una atención más profunda a toda aquella persona que se nos acerca pidiendo ayuda. Con relación a mi experiencia, puedo confirmar el bien que le llega a tantas personas a través de este recurso de acompañamiento. Veo el rostro de las personas cuando comprenden qué les pasa y qué les dice su cuerpo a través de los síntomas. Mi compromiso de orar por cada uno de ustedes, sus intenciones más profundas y que no desfallezca el deseo de brindar el bien.

Estoy fascinada con tanto nuevo descubrimiento sobre sentimientos, emociones, el cuerpo humano y la función de los órganos, sobre cómo comienza la vida y cómo todo ello está conectado. Estoy muy contenta con los aprendizajes y estoy segura de que he encontrado mi pasión. Soy capaz de pasar mucho tiempo estudiando sin darme cuenta de cuántas horas han transcurrido y siento en mi pecho como si una energía saliera hacia afuera me siento como más “ligera”. Lo estoy disfrutando mucho, he vuelto a escribir como hace tiempo que no hacía.

Hace 4 años tuve la oportunidad de trabajar con mujeres en riesgo de exclusión social y/o víctimas de violencia de género, y conocí así otras realidades que me hicieron replantearme nuevas cuestiones. Tuve la gran suerte de coincidir con Raquel Pérez (docente y coordinadora de proyectos del Instituto) y gracias a ella conocí la Descodificación Biológica y todo empezó a cuadrar. No podía ser casualidad que tantos niños de los que vivían en el Centro en el que trabajábamos enfermasen de lo mismo, o que la vida se cebase tanto con estas mujeres que pasaban por circunstancias personales tan dolorosas y traumáticas, y que además tuvieran distintas patologías. Así es como decidí hacer la formación en DB con el Instituto Ángeles Wolder con el propósito de conocer y acabé por conocerme un poco más. Integrar la DB en el trabajo me aportó otra mirada, la oportunidad de entenderlas mejor. Revisar su historia desde otro paradigma es enriquecedor, hacerlo desde la DB es, además, esclarecedor. Trabajar desde el prisma de la biodescodificación me ha permitido aligerarme en más de una ocasión, trabajar con perfiles de mujeres que están pasando por procesos personales tan duros puede llegar a ser sobrecogedor, tener una herramienta que te permita entender un poco más facilita enormemente la labor.

Buscaba adquirir herramientas que me permitieran ser más asertivo acompañando a jóvenes privados de su libertad dentro del marco de la Fundación Deportistas por la Paz. Intuía que había una relación entre las afecciones físicas de estos jóvenes, sus emociones y sus historias. Elegí el IAW ya que me pareció que tenía un sólido fundamento biológico en su discurso y currícula. En lo personal me ha permitido comprender y sanar parte de mi historia, mostrando otro paradigma sobre como sentir y vivir la vida. Estoy aprendiendo a escuchar y confiar en mi cuerpo con respeto y gratitud. En lo profesional, la descodificación me cambió la forma de mirar e intervenir de una manera concreta y eficiente con personas que viven situaciones extremas de vida. La DB te permite la precisión de un cirujano emocional en una carpa de campaña de guerra, en la cual la pregunta es tu bisturí y tu mirada empática y asertiva es la mano que acompaña el proceso del que se siente herido. Cuando uno ve, ya no puede dejar de ver.

A nivel personal, yo llegué al Instituto en el momento más complicado de mi vida, recién muertos mis padres y con varios duelos por hacer. En el Instituto Ángeles Wolder y desde la Descodificación Biológica, no encontré solo un flotador para agarrarme sino que encontré una barca y un faro hacia donde ir. Hacia ahí encaminé mi vida, no solo a nivel personal sino también profesional porque me dio la llave para abrir y revolucionar el mundo de la cosmética: crear una marca con registro y patente Cosmética Emocional. Hablamos de algo super novedoso, super nuevo porque jamás se había vivido la cosmética desde esta perspectiva emocional. A nivel profesional, me ha abierto un nuevo camino. Creo que he conectado con mi esencia, con la belleza emocional, que así me gusta llamarle. La belleza a través de la conexión con uno mismo, y esto me lo ha brindado la Descodificación Biológica.