Entender la Descodificación Biológica es entender la vida
Más allá de las relaciones simplistas entre órganos y significados, la Descodificación Biológica nos permite algo grandioso: visitar los espacios más íntimos, los escondidos con más celo por nuestro inconsciente, para poder desempolvarlos y seguir caminando hacia ese estado natural que es la felicidad.
Si acordamos que la vida es un estado cambiante, poco estable, en el que se reúnen el pasado, presente y futuro, y que está en pleno movimiento, nos daremos cuenta de que para vivir se requieren de experiencias que saquen del estado de confort. La vida deja de ser un largo río tranquilo para ser una sucesión de situaciones que consideraremos agradables o desagradables, positivas o negativas, tristes o alegres, buenas o malas, etc. Es solo una clasificación para decir que los eventos de la vida me han dado más o menos palos, que los golpes han sido más o menos duros o que me han gustado más o menos.
Los diccionarios no sirven para descodificar, no es apropiado hacer asociaciones rápidas, de miras estrechas, sin tener en cuenta a la persona, solo porque está en un libro.
Los eventos adversos forman huellas debilitantes y los eventos positivos estructuran en nosotros los recursos. Todos tenemos todo ello dentro. A veces, tan adentro que han de salir varias capas hasta encontrarnos con el núcleo duro; pero lo interesante es que sí o sí, está todo guardado en este maravilloso equipo con el que venimos a la vida: nuestro cuerpo. Pensamientos, sentimientos, emociones y, sobre todo, un sistema neuroendocrino con registro mediante huellas sensoriales corporales.
El trauma queda anclado, grabado, bloqueado, estancado, dejando paso a tristezas, frustraciones, angustias, inseguridades, escasez o generando una enfermedad física o psíquica. Síntomas de respuesta al dolor vivido que solo la persona, única e irrepetible, puede describir.
¿Por qué el acompañamiento en Descodificación Biológica es tan importante?
Porque la persona abre su alma y explica los hilos de su vida y de su espíritu. La descodificación le muestra de donde partió, qué hilo de la vida se torció y cuál es el anhelo de su aliento divino con el objetivo de encontrar el camino que le acerque a conseguir su resultado. Porque la persona se acerca a un punto donde antes hubo dolor y ahora recuperará el alivio. Porque ir a ese lugar que tanto costó abrir solo se puede hacer desde el cuidado más amoroso y no desde el insulto, la acusación, la manipulación. No. Desde ahí se cierra y desde el amor se abre.
Descodificar es bañar una herida con amor para que pueda, finalmente, sanar. Es acompañar a la persona para que limpie lo pasado y, desde su presente, genere un futuro esencial para evolucionar acorde con la esencia de la misión de vida. Es tan sagrado porque el movimiento que imprime la persona a su vida hace como las fichas del domino, que cuando unas tocan con otras, todo el paisaje cambia. Cambia uno y cambia todo lo que hay alrededor, lo que significa que una acción en una persona, por mínima que sea, establece un conglomerado de movimientos de otras redes personales, familiares y/o sociales.
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