Durante un choque brutal, dramático, agudo e imprevisible vivimos un momento intenso de estrés en el que ni nuestro cuerpo ni nosotros mismos podemos impedir tener el trastorno en nuestro organismo. Como toda nuestra vida pasa por las sensaciones presentes en nuestro cuerpo, el choque no es sólo una emoción sino que, por su imprevisibilidad y su intensidad, sobrepasa el margen de tolerancia del organismo.
¿Las emociones son sensaciones?
Para que una emoción agradable o desagradable se manifieste es necesario un evento desencadenante, ya sea un estímulo interno o externo que genere una emoción, pero ¿cómo sabemos que lo que hemos visto, escuchado, olido, probado o tocado, en términos de imágenes, de sonidos, de gustos, de olores, de sensaciones? ¿Cómo sabemos que nos es agradable o desagradable?
Entre nuestros cinco sentidos, tan solo hay uno que está en todas partes, es el sentido cinestésico. Es el único sentido que está en todas partes. Como está en todas partes, participa en la expresión de nuestros otros sentidos. Este sentido nos permite tomar conciencia de las sensaciones que provienen del contacto con el mundo exterior gracias a nuestros cinco sentidos, pero también de las sensaciones agradables o desagradables que están presentes en nuestro organismo biológico y que son suscitadas por nuestras representaciones sensoriales.
“La enfermedad empieza con un shock o choque biológico brutal, dramático, agudo, imprevisible y vivido desde el aislamiento…”
Durante un choque brutal, dramático, agudo e imprevisible vivimos un momento de pico intenso de estrés en el que ni nuestro cuerpo ni nosotros mismos podemos impedir tener el trastorno en nuestro organismo. Como toda nuestra vida pasa por las sensaciones presentes en nuestro cuerpo, el choque no es una emoción sino que es únicamente una sensación que, por su imprevisibilidad y su intensidad, sobrepasa el margen de tolerancia del organismo. En el instante preciso en que un shock sobrepasa el umbral de resistencia, el organismo agredido pone inmediatamente en marcha, teniendo en cuenta la urgencia, el reflejo instintivo utilizado en el pasado para adaptarse a la situación que pone en riesgo su integridad y esto crea lo que llamamos enfermedad.
Los estudiantes del Instituto Ángeles Wolder aprenden las relaciones que existen entre una patología concreta y un conflicto específico que ha sido su origen, algo que es aplicable a todos los sistemas y tejidos del organismo. Seguidamente aprenden las técnicas y los recursos que permiten ayudar a todas las personas enfermas a descubrir el origen inconsciente de sus síntomas y los medios para resolverlos.
Entrevista a Léon Renard, Psicólogo, Psicoterapeuta (Bélgica) y autor del libro “Le cancer apprivoisé” (1990) (“El cáncer domesticado” (2016)).