Se denomina bebé arcoíris (o niño/a arcoíris) a aquellos bebés que nacen tras la pérdida de un/a hijo/a anterior, ya sea por muerte gestacional o perinatal. A los bebés que han fallecido se les denomina bebé estrella.
La llegada al mundo de los bebés arcoíris se vive como un rayo de luz y esperanza para los/las padres/madres. Cuando esto sucede lo más importante es no negar la existencia del bebé que ha fallecido.
Tanto si la pérdida es gestacional (aborto) como perinatal (a partir del nacimiento) para los padres y las madres siempre será su hijo/a. Negar su existencia no tiene cabida para los progenitores, por lo que ese/a hijo/a se le ha de reconocer su identidad, su nombre y su lugar en la familia.
La pérdida de un/a hijo/a es la más dolorosa de todas las muertes.
¿Qué sucede si no se reconoce el lugar del/la hijo/a fallecido/a?
Si no se vive y se elabora el duelo por la pérdida gestacional se proyecta la falsa creencia de que “traer bebés a la vida para olvidar el dolor” es la solución. Es decir, se reemplaza el dolor con un nuevo miembro en la familia. Esto es lo que se conoce como hijo/a de reemplazo o sustitución.
Esta costumbre de instar a traer una nueva vida para olvidar la pérdida era algo muy común cuando la mortalidad infantil era mucho más elevada que hoy día. Al poco tiempo de fallecer un/a hijo/a, las mujeres volvían a quedarse embarazadas. Incluso en muchos casos, si coincidía el sexo, se le ponía el mismo nombre.
La carga emocional que se le da a un bebé cuando se le pone el nombre de un/a hermano/a fallecido/a no es fácil de asimilar e inconscientemente llevará la carga del hijo/a muerto/a cada vez que digan su nombre.

El nuevo bebé no viene a sustituir al anterior
El bebé arcoíris no ha de venir a sustituir al anterior. Es un nuevo bebé, con una nueva vida y una historia familiar que viene marcada por una pérdida anterior.
No es lo mismo que el bebé llegue cuando los padres y las madres han elaborado el duelo que cuando no.
Los deseos y anhelos que proyectan los padres y las madres cuando un nuevo bebé llega al mundo es completamente distinto si se ha permitido elaborar el duelo (en tiempo y forma).
- Si se elabora y se transita el duelo: Si los progenitores se toman el tiempo necesario para transitar el dolor y elaborar el duelo (lo mínimo recomendable son 6 meses, lo aconsejable 1 año), la llegada de un nuevo/a hijo/a se vivirá desde un lugar sano y sin cargas emocionales, más allá de la propia historia familiar.
- Si no se elabora el duelo: Si los progenitores buscan un bebé para olvidar el dolor de la pérdida, proyectarán este dolor inconscientemente comparando e idealizando el/la hijo/a fallecido/a. Esto repercute directamente en el nuevo bebé que vivirá una vida sintiendo que nunca es suficiente, con comparativas y expectativas imposibles de alcanzar.
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Se necesita tiempo para elaborar el duelo
Se requiere de tiempo para elaborar el duelo. El dolor por la pérdida de un/a hijo/a no puede negarse ni aplazarse, es necesario pasarlo por el cuerpo, transitarlo y sobre todo, llorarlo.
Nunca se va a reemplazar el dolor por la muerte de un/a hijo/a, pero no se vive de la misma manera cuando se permite la elaboración del duelo. Transitar el dolor es aprender a vivir con la experiencia de la muerte y la fuerza de la vida.
Si los padres y las madres se permiten el tiempo y el espacio para elaborar el duelo le darán la oportunidad al nuevo bebé de venir lo más libre de cargas y expectativas.
Si no, la vida del bebé arcoíris estará ligada al hermano/a muerto/a y a rellenar el vacío por la pérdida.
Tipos de pérdida gestacional y perinatal:
- Embarazo ectópico.
- Aborto natural.
- Aborto provocado.
- Muerte durante el parto.
- Muerte perinatal por enfermedad.
- Muerte perinatal por accidente.
- Síndrome de muerte súbita del lactante (SLSM).
Miedos y temores
Es lógico pensar que, en función de las circunstancias de la muerte del bebé, el siguiente embarazo puede llegar con miedos y temores a que algo malo pueda suceder. Esto puede llegar a afectar de tal forma que las mujeres durante su embarazo no se quieran vincular con el nuevo bebé por miedo a volver a pasar por lo mismo.
Esto supone un bloqueo emocional durante todo el embarazo que les impide conectar con el bebé.
Si se detectan, es necesario realizar un acompañamiento adecuado con un/a experto/a en perinatalidad para revisar los miedos y la angustia, ayudar a separar los eventos (bebé fallecido de nuevo bebé) y acompañar a que poco a poco conecte con el bebé que está gestando.
En este vídeo encontrarás recomendaciones sobre cómo afrontar la muerte y elaborar el duelo.
El bebé libre de cargas vivirá una infancia feliz
Cuando la vida del bebé es 100% libre de cargas, anhelos y mandatos podrá vivir una infancia plena, feliz y sana.
No se trata de cambiar y ocultar la historia, sino de transformar el dolor y llorar la pérdida, para poder separar la muerte de la vida.
A todas aquellas madres y padres que han perdido a un bebé, os abrazo el corazón.
A todas las familias que lloran silenciosamente la pérdida de un bebé, os abrazo el alma.
A todos los bebés que se fueron pronto: “Todo cambió para siempre cuando tú naciste. Ni siquiera el gran dolor de tu partida ensombrece la luz que trajiste a nuestra vida” – Gaby Pérez Islas.
En memoria de Regina y Carlota.